lunes, 8 de octubre de 2007


DIALÉCTICA ONTOLÓGICA DE UN MITO

La importancia del mito greco-romano en el Renacimiento, de cierta manera se fundamenta, en que hace referencia a las nociones de lo humano y divino desde una perspectiva clásica, misma que para Nicol es de la que aún no se desenreda la idea vigente del hombre. Por su parte los mitos, al igual que otros relatos transmitidos, han jugado un papel central para la historiografía ya que “han dejado noticias importantes difíciles de interpretar por ser indirectas, borrosas y confusas” (Brom, 2003:29) pero que reflejan una proyección de inquietudes humanas.

Los mitos, si bien pueden ser relatos considerados fantásticos o maravillosos son una expresión humana que surge en la tradición religiosa griega, y que en totalidad “no nacen como un conjunto organizado, al modo de un sistema filosófica, teológico o científica. Crecen al azar, como las familias, las especies y las variedades” (Gramal, 1991: 15) es decir que se construyen y de-construyen según el marco histórico temporal en el que se ven envueltos, motivo por el que no siempre se cuenta con la misma versión de estos aunque casi generalmente lleven a la misma interpretación. Por lo tanto, encontramos a los mitos con un conocimiento dinámico casi histórico.

Aprovecharé la maleabilidad intrínseca del mito, para abordar específicamente ‘La historia de Cupido y Psique’, imágenes que culturalmente se han comprendido por su oposición radical pero que vistas desde un dialéctica ontológica nicoliana, resultan comunes en tanto al reconocimiento de sus diferencias, es decir se corresponden (concepto importante pues en la Grecia antigua se daba por hecho que todo se corresponde y afecta). Desde este enfoque la imagen de Cupido vierte de sentido a la de Psique y viceversa, ninguna de las dos significaciones es independiente a la contraria; aunque así no parezca en un primer momento se definen en su contradicción para después complementarse y conciliarse en su resultado, que en el mito griego es la Dicha

Índice tentativo
– El mito greco-romano
– Nicol: Dialéctica ontológica
– La historia de Cupido y Psique
– Análisis del Mito

Bibliografía
-Grimal Pierre, La mitología griega, Paidós, España, 1991.
-Garrigó De Carneiro Serafina, El Olimpo: interpretaciones de la Mitología, Compañía General de Ediciones, México, 1961.
-Garibay K. Mitología Girega: dioses y héroes, Porrúa, México, 2006.
-Nicol Eduardo, La idea del hombre, F.C.E., México 1992.

domingo, 7 de octubre de 2007

Breve historia de los Estados Unidos

Problema planteado:
Allan Nevins, Henry Steele Commager y Jeffrey Morris en los diez primeros capítulos de esta obra, problematizan la situación de los Estados Unidos como un país que a lo largo de sus cuatro siglos de existencia ha logrado cambiar al mundo en un sentido social, político y económico además de tener características históricas innovadoras como es la primera Constitución en el mundo Occidental, haber sido el primer país democrata y el mas antiguo a ser republicano.
Los autores, defienden la idea de que no es un país sin cultura como mucha gente lo cree pues no sólo es el mas nuevo de las grandes naciones y con características peculiares sino que tienen una hibridación proveniente del Nuevo y Viejo Mundo.

Hipótesis:
Los autores analizan de forma breve, concisa y detallada la historia de los Estados Unidos desde el siglo XVI, con la llegada de los primeros colonizadores británicos en 1607 bajo el mando de Cristopher Newport a la zona norte de los Estados Unidos, después los Holandeses en 1620 en el Mayflower hasta el siglo XIX con la anexión de Texas y la conquista de California y el Suroeste que les fueron arrebatados a los mexicanos en 1840.
Los británicos, llegan primero a la parte norte que era un continente de forma triangular, rica, variada y bien irrigada y de clima cálido en verano y frío en invierno.
Era rica en hierro, carbón y petróleo, con bosques, caletas y bahías; por eso mismo, los primeros europeos logran establecerse tranquilamente en aquel lugar y se expanden poco a poco desde la zona Este a la zona Oeste.
Estos primeros colonizadores, logran establecer una base política y llevan a cabo en Rhode Island y Connecticut la primera Costitución escrita en toda la historia de Occidente.
Esta Constitución, componía a un gobernador, a un cuerpo de ayudantes y a una camara baja construida por cuatro diputados de cada población y elegida por elección popular. Además, en esta zona, existía la tolerancia religiosa.
El desarrollo de Norte America, se da gracias al nacimiento de un nuevo pueblo que creció y se mezcló de forma natural, apropiandose del idioma inglés ademas de ser una nueva tierra poco poblada y rica en materias primas.
Es así cómo en 1775, nace una nueva entidad Norte Americana, una nueva democracia y un nuevo sentimiento nacional.
En el siglo XVIII llegan dos nuevas oleadas; una por parte de los Alemanes y otra por parte de los escoceses-irlandeses.
En ese mismo siglo, la división de los Estados Unidos era:
1) Nueva Inlgaterra: Una zona de pequeñas y pedregosas granjas bien labradas, de explotación maderera y con actividad marítima.
2) Colonias centrales que estaba constituida por granjas pequeñas y grandes haciendas, mucha manufactura en pequeña escala y actividades navieras en nueva York y Filadelfia.
3) Colonias sureñas que trabajan a los esclavos negros para la producción de tabaco, arroz e índigo.
4) La franja fronteriza que íba desde Maine hasta Georgia y existían cazadores pioneros, colonos tenaces, constructores de cabañas de troncos y un puñado de labradores mas sólidos que avanzan al interior. Este era una mezcla entre el norte, el centor y el sur.

La herencia que se tuvo en las colonias, provenía basicamente de Inglaterra. Estos, inculcan el ingles como lengua común; las formas de gobierno de tipo no representativo creando asembleas populares y crean gobiernos en donde los electores y representates poseían una responsabilidad política real. Además que mantienen un gran respeto para con los derechos civiles, pues los colonizadores creian en la libertad de expresión, de prensa y de asemblea al igual que los británicos del Viejo Mundo. Existía además, el respeto a distintas razas; hecho muy importante pues existían gentes de Holanda, de Inglaterra, España y Francia.
En la época colonial se desarrolla también la idea de la democracia, como un derecho general para que todos pudisien tener las mismas oportunidades; y esto es tanto en la educación como dentro de la vida intelectual creando la nación mas escolarizada del mundo. También se creía que los Estados Unidos eran un lugar especial con un destino particular en donde la suerte era el punto principal.

Aunque los primeros en colonizar América del Norte habían sido los españoles, en 1565 estableciendose en Florida no fue hasta el año de 1769 cuando California fue ocupada por una tropa de soldados españoles , con la que llegaron misioneros franciscanos que fundan San Diego y Monterrey.
También los franceses se habían establecido en 1535 en Canadá y fundaron en 1608 en Quebec el primer poblado europeo permanente de la Nueva Francia.

Entre los británicos, franceses y españoles hubieron varios conflictos que hacen estallar la Guerra de los Siete Años, en cuánto a las conquistas del territorio norteamericano en donde al final, las tropas británicas ganan casi todo el territorio.

Una nueva nación comenzó a formarse, por lo que nace la Revolución de Independencia en donde los Estados Unidos, hartos de estar sometidos comienzan a querer formarse como una sola nación, consiguiendolo en el año de 1789.

En los años de 1789, Estados Unidos creció solidamente. Empezó a industrializarse, a existir más mano de obra y también mejor agricultura. Los europeos de Occidente eran los inmigrantes y los americanos estaban contentos con ello, pues traían nuevas formas de cear y mas mano de obra. Por ese entonces, la capital era Nueva York y el presidente George Washington. La organización del gobierno se dividía en un Departamento de Estado encabezado por Thomas Jefferson , un Departamento de Guerra encabezado por Henry Knox un general mediocre pero popular y por último a Alexander Hamilton para el Departamento del Tesoro. También se asignó a Edmund Randolph en el cargo de procurador general, que era un asesor legal del gobierno.
Se creó un sistema judicial federal. La Constitución determinó tambien la creación de una Suprema Corte y ciertos tribunales inferiores.
El primer congreso, fue uno de los mejores dentro de la historia de los Estados Unidos. Hubo una buena organización gubernamental, de leyes, de administración pública y de la defensa además de haber promulgado la Declaración de Derechos federal que velaba por la libertad religiosa, de expresión, de prensa y de reunión que empezó a funcionar de forma real hasta el año de 1868.

Otro de los graves problemas de los Estados Unidos era el de la cultura; ya que solían imitar a los europeos en las artes y en la literatura hasta la Guerra de 1812. Después de esto, los estadounidenses empiezan a forjar una cultura nativa. Además del esclavismo en la zona Sur

Resolución del problema:
Se observa cómo los norteaméricanos lucharon fervientemente por una identidad nacional y por su propia independencia por parte de los ingleses.
Lucharon por tener su propia cultura y por tener su propia historia, sus propios cuentos, leyendas, modos de hacer política, y por tener un buen modo de instruir de forma secular y universal.
De hecho, los norteamericanos, tienen una de las mejores escuelas en la política y en el derecho, además que despues de la Guerra de 1812 se intenta crear una nueva forma de escribir, y de hecho grandes autores como Ralph Waldo Emerson y su obra Nature, Nathaniel Hawthorne con las obras The Scarlett Letter, The house of the Seven Gables o The Blithedale Romance son de esos tiempos. También la poesía tiene un lugar importante y un autor muy reconocido fué James Russell Lowell. Cabe destacar, que esta nueva ‘revolución’ se desarrolla de modo particual en la Nueva Inglaterra.
También los historiadores de la época comenzaron a recrear un pasado mas nacional, a descubrir a sus propios héroes y a descubrir tradiciones estadounidenses.
Los gobernantes, lograron incluir la educación pública, la educación superior para mujeres donde se encuentran Mary Lyon, Emma Willard y Catherine Beecher que fundaron los primeros colleges para mujeres del mundo occidental. Además de desarrollar instituciones miscelaneas para el cumplimiento de variadas tareas, además de la creación de la Ley Morrill de 1862 que concedió tierras públicas para sostén de universidades agrícolas y de ingeniería en cada estado.
La Doctrina Monroe también se creó con el fin de inculcar la no colonización por parte de los europeos y la de la no intervención. Esta Doctrina había sido creada por James Monroe, quien también fue presidente en 1817.
Uno de los presidentes que mas hizó por los Estados Unidos, fue Jackson, un abogado qu logra crear una democracia tanto social y económica además de ir en contra de los monopolios, los privilegios y las finanzas capitalistas además de ser populistas y admirado por el este como por el oeste del país. Además que los usos y costumbres se volvieron mas democráticos y menos formales.
Por último , cabe destacar , que la ‘frontera’ fue una zona que logró darle forma a la vida de los Estados Unidos. Esta se ubicaba a la zona limítrofe y con un carácter indisciplinado y discolo.





Bibliografía:
Nervins Allan, Steele Henry con Morris Jeffrey, Breve historia de lso Estados Unidos, FCE, México, 1942 (1996). Cap. I-X.
















miércoles, 3 de octubre de 2007

Tres teorias del hombre y de la sociedad. Marx, Durkheim y Weber

Tres de las Siete teorías de la sociedad de Tom Campbell. Marx, Durkheim y Weber

Marx: una teoría del conflicto
Para Marx la sociedad humana es un proceso que se mueve conflicto tras conflicto. Aquello que hace que se mueva la sociedad y cree conflicto son las relaciones sociales, que están basadas en las relaciones de producción. “La producción de los medios para mantener la vida es la base de toda la estructura social, y por tanto del cambio” (Campbell, 2002: 144) La historia humana ha estado soslayada por el conflicto de la lucha de clases y se llegará a un punto en el que sea una sociedad pacifica y sin clases. Una visión dialéctica positiva de la historia. Sin embargo, al contrario que Hegel, las ideas son efecto de los acontecimientos históricos no la causa.
A pesar de que la obra de Marx es un análisis social, está imbricada con un objetivo humanista: gracias al progreso histórico, el hombre podrá desarrollar sus capacidades creativas, es ahí cuando podrá afirmarse a sí mismo; mientras no desarrolle libremente estas capacidades, esto no será posible.
La producción es donde el hombre vierte todas sus cualidades humanas en la cosa material producida. Sin embargo, el hombre puede convertirse en esclavo de sus propios productos y, por lo tanto, volverse ajeno a ellos, esta es la condición alienada del hombre que plantea Marx. Así pues mientras haya tensiones de clases no será posible alcanzar la afirmación humana en el trabajo, ya que si el modo de producción es obligatorio y no voluntario, el hombre se siente ajeno a aquello que está produciendo. Es un ser alienado. Así, para Marx, la verdadera existencia humana residirá en que las capacidades productivas del hombre se desarrollen de manera equilibrada y satisfactoria. Si el trabajo es obligatorio y sin sentido, el hombre se encuentra en una condición de alineación. Si el trabajo es libre, satisfactorio y creativo: el hombre se encuentra desalienado, como se pretende suceda en la sociedad comunista.
Cuando los hombres no son ajenos ya a su creación, dejan de ser ajenos entre sí. El capitalismo, o las tensiones de clase, suprimen el potencial creativo, alienan al hombre de su hacer. Si se libera del control de las fuerzas económicas (propiedad privada) a la producción humana, se acabará el conflicto de clases pues los intereses serán comunes (no existirá la propiedad privada), y así la cooperación y solidaridad de los hombres acabará con la alienación y el egoísmo humano. El hombre se volverá así un ser social, por y para el hombre. Lo que según es para Marx lo realmente humano.
Lo que hace mover a las sociedades causalmente son las fuerzas de producción o sea, lo que se produce y como se produce, el resultado de ello son las relaciones de producción. A causa de la diferencia de relación con los medios de producción los intereses económicos se vuelven conflictivos.
La superestructura son las instituciones causadas por la base económica y determinada por la lucha de clases. La falsa conciencia es la ideología que implanta la clase dominante y que pretende representar a toda la sociedad, así que la ideología responde a intereses de clase. Marx desarrolla en su análisis social los tipos de sociedad según sus modos de producción. De la sociedad tribal a la esclavista, y a la feudal y a la capitalista hasta llegar al comunismo.
La plusvalía es la diferencia que hay entre el valor total producido y lo que se gasta en salarios. Esto llevo a la acumulación del capital de los dueños de los medios de producción. Pero el capital es un producto social, por lo tanto, hay una explotación del trabajador. El resultado de este sistema es la polarización de clases, una rica y otra pobre. Así cuando el proletariado se de cuenta de la falsa conciencia creada por el burgués, estallará la revolución proletaria. Y cuando sea abolida la propiedad privada de los medios de producción se acabarán las clases ya que todos serán propietarios.
Algo que puede reprochársele a la teoría de Marx es su despreocupación por entender la última etapa (como buen positivista) como la más deseable. La falsa conciencia puede ser criticada utilizando los mismos argumentos que Marx plantea criticando una falsa conciencia.

Emile Durkheim: una teoría del consenso
Es gracias a Emile Durkheim que la sociología es aceptada como una ciencia autónoma en el ámbito académico. Durkheim es discípulo y heredero del positivismo de Comte, quien acuñó la palabra sociología. El pensamiento de Comte se origina en una efervescencia por la ciencia, es decir, por fin ha sido la ciencia (algo desligado del poder divino) la que ha podido dotar de una certeza absoluta al mundo. Comte en su filosofía positiva pretende aplicar los métodos de las ciencias naturales a la sociedad. Quiere explicar las cosas por medio de los fenómenos (ya no conceptos metafísicos) y establecer leyes causales.
Durkheim retoma de Comte la demostración causal de la sociedad y la mezcla de ciencia y reforma social. Para él, el científico social debe incidir en los cambios sociales, reestableciendo el orden social y moral, mediante un nuevo consenso social. Sin embargo su preocupación, más que situar en el trono de las ciencias sociales a la sociología como Comte, se aboca a situar los ‘hechos sociales’ como el tema de la sociología, pues piensa que la realidad social se descubre en los ‘hechos sociales’. Estos son las “formas de actuar, pensar y sentir, externas al individuo y dotadas de un poder de coacción, siendo ésta la causa de que le controlen” (Durkheim en Campbell, 2002:169). Como los hechos sociales son externos al individuo y lo controlan, el investigador social debe tratarlos como cosas (al igual que las ciencias naturales tratan a los objetos físicos) cuya realidad debe ser aceptada y explicada. Así, para Durkheim, la sociedad reglamenta la conducta individual imponiéndole valores.
El científico social, debe estudiar primero los fenómenos sociales aprisionándolos y estableciendo regularidades con material estadístico. Debe buscar pues la causa de dichos fenómenos en otros fenómenos sociales. Es así como debe planear los patrones de conducta e incidir en el sistema social.
El funcionalismo de Durkheim en la explicación sociológica, se concentra en las necesidades que entiendan al organismo social como un todo. Así pues el positivismo Durkheimiano enfoca la sociedad como una realidad orgánica independiente y autónoma.
Para Durkheim lo humano depende de la sociedad. Enfatiza lo social como lo que es distinto de los factores individuales en la explicación de la conducta humana. El hombre para Durkheim es una sustancia indeterminada y maleable determinada y transformada por las fuerzas sociales. Así el individuo, es solo una ‘categoría’ que el grupo controla y moldea según las características del mismo grupo. La naturaleza humana no es más que una abstracción de la totalidad de la gente concreta en una situación real. Esta naturaleza es un producto de la situación contextual de vivir en comunidad. Por lo tanto, la idea del mundo nos viene dado por la situación social del individuo, no viceversa.
Para Durkheim las sociedades modernas reflejan una condición de anomia, esto es, la condición humana marcada por la ausencia de reglamentación social. Cuando la reglamentación social (religión, moralidad, gobierno) pierden su efectividad, la gente pierde su identidad, no tienen un sentido de pertenencia a un grupo, pierden el compromiso con la existencia. “Durkheim quiere reconstruir la sociedad y reconstruir así al individuo humano resolviendo el problema de la anomia” (Campbell, 2002: 178).
Para Durkheim la sociedad parece ser un concepto bastante nebuloso, es un conjunto normativo presente en la conciencia individual pero externo a ella. Es como ese ente que regula, ante la imposibilidad individual y la ausencia de Dios, la moralidad. Para explicar la realidad social, la conciencia colectiva es un consenso normativo que reglamenta la vida en sociedad y constituye su unidad.
La tesis más famosa de Durkheim es la distinción de los dos tipos de sociedad (la simple y la compleja) y las dos formas asociadas de solidaridad social (la mecánica y la orgánica). Las sociedades simples están fuertemente cohesionadas y están estrechamente controladas, es un “sistema de segmentos homogéneos entre si” (Durkheim en Campbell, 2002:182), su población y territorio es pequeño. Su cohesión se basa en la solidaridad mecánica (similitud e intercambio de sus partes). Al contrario, las sociedades complejas se desarrollan en un extenso territorio densamente poblado. Su multiplicidad de grupos, en vez de segmentar la sociedad la integran pues sus partes dependen entre sí de apoyo mutuo, así son sociedades orgánicas más que mecánicas. La solidaridad orgánica consiste en la unificación “en un todo cuyas partes son diferentes, pero se relacionan de tal modo que cada una colabora para lograr los fines del todo” (Campbell, 2002: 185). Es por ello que la división y especialización del trabajo posibilita una existencia social integrada.
Durkheim al final, para contrarrestar la anomia propone el desarrollo de asociaciones industriales de las que evolucionarían normas “que se impondrían de forma efectiva y que cumplirían las nuevas formas de vida social” (Campbell, 2002: 188). Cuando la gente viva dentro de este ámbito de grupos profesionales, solo entonces podrá emanciparse como individuo de una sociedad moderna.
A partir de su empirismo surge una gran inconsistencia de Durkheim: puede caer en generalización a partir de los datos limitados que posee. De igual manera puede rebatírsele que sus conceptos de naturaleza humana y sociedad son altamente teóricos sin pugna fundamentacion empírica. Tampoco logra aclarar del todo cómo la sociedad es externa al individuo, si sus normas se interiorizan en él. Su método explicativo tampoco es tan efectivo en tanto solo prevé una opción que puede refutar la tesis. De la misma manera Durkheim no prevé las posibilidades de producir un consenso sin coacción. El determinismo social de Durkheim también puede ser criticado, nunca ve la posibilidad de que haya valores indeterminados por otra sociedad, no la que se vive.

Max Weber: una teoría de la acción
La acción individual está en el centro de la teoría social de Weber. La comprensión de la variedad de sociedades humanas se dará a través del análisis de los diferentes tipos de acción humana. O sea, la sociedad debe interpretarse en términos de los variados tipos de significado de la acción de sus miembros.
Weber define a la sociología “como una ciencia que aspira a la comprensión interpretativa de la acción social para obtener la explicación causal de su curso y efectos” (Weber en Campbell, 2002:200). Y como ciencia la sociología debe estar libre de cualquier tipo de valor. Las valoraciones personales deben estar separadas de las declaraciones científicas, pues aquellas no se deducen de lo empíricamente observable. Así que el científico social debe aspirar a una neutralidad valorativa, sin embargo se encuentra con dificultades como el hecho de que los valores se encuentren entre los objetos de estudio, o que la elección de los hechos a estudiar se haga por medio de un juicio de valor, o la mas complicada, que la explicación de la conducta implica una comprensión que requiere empata con el otro; el peligro reside en compartir durante la empatia los valores del objeto de estudio. Sin embargo son peligros que pueden ser superados si se es conciente de que están presentes.
Para Weber la acción es un movimiento que tenga un significado subjetivo para la persona implicada. La acción es social cuando el significado subjetivo adherido a la acción atañe la conducta de otros y orienta así su curso, o sea cuando los actos son dirigidos a personas. Para comprender una acción social, Weber plantea que, es necesario considerarla típica dentro de una sociedad. Los ‘tipos ideales’ de Weber son “modelos simplificados de actividades sociales que se utilizan para interpretar la conducta humana” (Campbell, 2002:204).
Weber caracteriza cuatro tipos de acción humana y será con esto con lo que el hombre da significado a sus acciones. La acción racional o el objetivo racional implica el calculo exacto y la “adopción de los medios mas efectivos para el fin, u objetivo, que se ha elegido” (Campbell, 2002:206). La conducta de valor racional busca medios que sean mas efectivos para logras los objetivos que se han valorado, “un objetivo moralmente bueno debe alcanzarse sólo a través de unos medios moralmente buenos” (Campbell, 2002:207). La acción emotiva es la conducta regida por los sentimientos, y la tradicionalista da cuenta de la conducta habitual que surge de las prácticas establecidas. El hombre debe, hasta cierto punto, elegir sus valores y decidir por sí mismo como van a ser sus acciones.
Weber piensa que la unidad irreducible de una significación social es la relación social, ésta denota “la conducta de una pluralidad de actores en tanto en cuanto, en su contenido significativo, la acción de cada uno tenga en cuenta la de otros y se oriente en estos términos” (Campbell, 2002:209). Las relaciones sociales se analizan de tres formas: el conflicto, comunidad y asociación. El conflicto es una forma de relación en la que la acción se orienta a llevar a cabo la propia voluntad en contra de la resistencia de la otra parte. La relación social comunal se basa en el sentimiento subjetivo que tienen las partes de pertenecerse. La relación social de asociación es cuando la acción social “descansa sobre un ajuste de intereses racionalmente motivados o sobre un acuerdo que esté motivado de forma similar” (Campbell, 2002:209). Así mismo Weber desarrolla tres tipos ideales de autoridad legítima: la tradicional, la carismática y la legal. La tradicional se acepta por la herencia y por que ha existido desde hace mucho tiempo. La carismática descansa en las cualidades personales y extraordinarias de algún individuo que dirige, y la legal descansa sobre ciertas reglas legales a través de un procedimiento aceptado. Es así que recurriendo a los tres tipos ideales de relación social y de autoridad legítima Weber desarrolla un campo de tipos ideales de agrupamientos sociales que utiliza para ejemplificar históricamente y analizar a las sociedades, según los criterios antes planteados.
A diferencia de Marx, Weber dice que los factores económicos no son siempre decisivos en la causalidad social. Por ejemplo, Weber cree que las ideas religiosas de las sectas puritanas ejercieron una influencia significativa en el desarrollo del capitalismo de pequeña familia en la Europa moderna.
Se le puede discutir a Weber que al enfatizar el rol de los valores altamente relativista del carisma de un líder, pueden llevar a desviaciones tales como el fascismo. La mayoría de las críticas que se le hacen a Weber es que sus tipos de ideales muchas veces no son representaciones completas de realidades históricas reales.

Bibliografia.
Campbell, Tom, Siete teorias de la sociedad, Catedra, Madrid, 2002, pp. 138-227

Modernidad e Independencia: ensayos sobre las revoluciones hispánicas

François- Xavier Guerra
1.- Problema
• “…estas rupturas han sido estudiadas como si se trataran de dos fenómenos independientes”. 11
• La irrupción de la Modernidad en una Monarquía del Antiguo Régimen, y va a desembocar en la desintegración de ese conjunto político en múltiples Estados soberanos…12
• El segundo problema atañe a la naturaleza de este proceso… se trata, sin ninguna duda, de un proceso revolucionario.
• Problema de la identidad de los actores.14
• El estudio de la dimensión socio-económica como una de las variables que configuran al actor y a sus relaciones con los otros actores.14
• El imaginario social y político…los valores y comportamientos…
• …un tercer problema: la relación entre la revolución hispánica y la Revolución francesa que sólo 20 años separan. 15
• …intentar una comparación entre los procesos revolucionarios; no para desembocar en un juicio moral o en una reivindicación de primacía, sino para una exigencia de la mayor inteligibilidad. 17
• Esbozar una geografía y una cronología de la Modernidad en el mundo hispánico y un cuadro de sus especificidades. 86
• Explicación de la aparición de la política moderna. El problema de la difusión de los escritos. El análisis de los lugares y las formas en que se efectúa la socialización de los hombres. 86-87

2.- Hipótesis que maneja el autor
• “todos olvidaron muy pronto la estructura política que había precedido su existencia como Estados separados: esa estructura política del Antiguo Régimen que era la Monarquía hispánica, con sus dos pilares, el español y el americano”. 11
• Era ciertamente importante saber cual era la política española con respecto a América, pues ella determinaba en parte la lucha emancipadora…
• El carácter global de ese proceso se puede comprender mejor ahora que hace unos años, puesto que acabamos de ver cómo la crisis…acaba por dar origen a una multitud de nuevos Estados. 12
• El carácter revolucionario de nuestro periodo tiende a difuminarse y llega incluso a ser totalmente problemático, cuando la revolución se ve ante todo, como una radical transformación de las estructuras sociales y económicas, o como el acceso al poder de una nueva clase social.
• Reducir estas revoluciones a una serie de cambios institucionales, sociales o económicos deja de lado el rasgo más evidente de aquella época: la conciencia que tienen los actores…13
• Considerar sólo las medidas concretas de reforma institucional, social o económica conduce a relativizar su novedad y también su eficacia.
• La victoria de todas estas mutaciones, que englobamos bajo el término de Modernidad, son las que crean esa ruptura profunda de la que nos han dejado constancia los propios actores.14
• La marcha hacia un sistema social centrado en el individuo y hacia la democracia representativa no está ligado a una hipotética burguesía, sino a las mutaciones culturales y políticas de los grupos dirigentes, y de la sociedad.14
• Toda relación social posee un contenido cultural fundamental. 15
• Toda organización social lleva también consigo, aunque sólo sea implícitamente, un modelo de sociedad ideal que puede situarse tanto en el pasado como en el futuro. 15
• …es conceptualmente imposible el identificar una posición ideológica a un supuesto “espíritu” nacional: ni todo lo francés es moderno, ni todo lo español tradicional, ni inversamente. 16
• La historia comparada, al poner en evidencia las semejanzas y las diferencias, permite ponderar las diferentas variables explicativas. 17
• La pluralidad y la diversidad no pueden explicar la unicidad de un fenómeno, ni las estructuras explicar las bruscas rupturas. 17
• La victoria del absolutismo y sus consecuencias es, sin duda, el fenómeno clave del XVIII francés e ibérico. 22
• Sólo una ruptura, una nueva fundación, un nuevo pacto social, parecía apto para construir un nuevo mundo. 25
• Ambos (imaginario del absolutismo y el de las élites modernas) comparten una misma hostilidad hacia los cuerpos y sus privilegios, un concepto unitario de la soberanía, el ideal de una relación binaria y sin intermediarios entre el poder y los individuos. 25
• La vuelta a la Edad de Oro no podía consistir en una restauración, sino en una invención. 30
• La revolución es pedagógica, porque la sociedad no es todavía el pueblo ideal. 31
• La radicalización aparece como una consecuencia del nuevo sistema. 31
• Debatir sobre la representación, es abordar los temas claves que abren la puerta a la revolución española y a la independencia americana. 44
• Los objetivos de los revolucionarios no se limitaban a un simple cambio de régimen político, sino que se extendían a una reforma radical de la sociedad e incluso del mismo hombre. 55
• Habría que preguntarse si el absolutismo no llevaba en sí mismo una concepción implícita de la sociedad y de las relaciones entre los hombres y el poder que era ya una forma de Modernidad. 56
• La formación de los reinos americanos resulta de su historia, de una pluralidad de factores, algunos de los cuales se remontan a la época de la conquista y otros que le son posteriores. 64
• La élites intelectuales criollas emplean medios muy diversos para exaltar su patria y su historia. 65
• La aspiración al gobierno municipal no estaba reñida con la búsqueda de la nobleza. 67
• La Modernidad es ante todo la invención del individuo. 85

3.- Verificar si las hipótesis dan respuesta al problema planteado inicialmente.
I.- UN PROCESO REVOLUCIONARIO ÚNICO:
• Las “ideas francesas” están muy lejos de ser las únicas ideas de la independencia…una explicación solamente ideológica d el independencia no basta…19
• La independencia como una crisis política que afecta a una unidad hasta entonces de una extraordinaria coherencia. 20
• Para explicar la revolución ha y que usar una historia cultural, social y política
• Explicación del termino independencia y el término revolución
• ¿por qué el paso a la Modernidad se hizo en el mundo hispánico, como en Francia, por vía revolucionaria y no por la vía evolutiva que han seguido otros países y de la cual Inglaterra pude ser considerada como el prototipo? 21
• Examinar esquemáticamente las relaciones entre el régimen político, la sociedad y la cultura del siglo XVIII. 21
• Las relaciones ente el poder real y las instituciones representativas del reino son de tres tipos: victoria del poder del rey en Francia, victoria definitiva del Parlamento y empate provisional en la Monarquía Hispánica de las Austrias. 22
• La ilustración como un conjunto de mutaciones múltiples en el campo de las ideas, del imaginario, de los valores, de los comportamientos. 23
• La victoria del individuo considerado como un valor supremo y criterio de referencia con el que deben medirse tanto las instituciones como los comportamientos. 23
• Aparece la Imagen de una sociedad contractual e igualitaria, de una nación homogénea, formada por individuos libremente asociados, con un poder salido de ella misma y sometido en todo momento a la opinión o voluntad de los asociados. 24
• El ejemplo de Inglaterra y de sus instituciones representativas añade a este descontento un modelo próximo y aparentemente imitable. 27
• Se desarrolla el “constitucionalismo histórico”, en la mediada en la que la aspiración al “gobierno libre” se ampara en una reivindicación de las viejas libertades y de la antigua representación del reino. 28
• Las posiciones políticas pueden esquematizarse como un triángulo, en los vértices del cual se encuentran los modernos, los absolutistas y los constitucionalistas históricos; lo que puede explicar una buena parte de los diferentes tipos de regímenes del periodo revolucionario y posrevolucionario. 29
• El hombre se concibe ante todo como un individuo, como ciudadano; la nación, como un pacto voluntario entre estos hombres en el que no caben ni los cuerpos, ni los estatutos particulares. 30
• La política moderna nace de la necesidad de obtener la opinión o voluntad de l nuevo soberano: la nación. 31
• El Estado Absolutista se vuelve la estrategia reformista de las élites ilustradas para transformar progresivamente la sociedad. 33
• Una de las diferencias más importantes entre Francia y la sociedad hispánica es la religión. El catolicismo representa desde esa época un elemento esencial en la sociedad hispánica. Otra diferencia importante es la estructura plural de la Monarquía así como los derechos feudales, la diversidad de la nobleza española, por supuesto las circunstancias políticas y el desfase cronológico. 34
• La Revolución Francesa no tiene precedentes, modifica las revoluciones posteriores. 34
• La política del “cordón sanitario” del Estado español y el tradicionalismo de la sociedad fueron unos obstáculos eficaces para la propagación masiva de la nuevas referencias. 41
• La revolución en el mundo hispánico no comenzará por maduración interna, sino por la crisis de la Monarquía por la invasión de España por Napoleón.
• El patriotismo desempeña, ciertamente, un gran papel, pero tiene también una considerable significación el rechazo de la Francia revolucionaria en su desprecio hacia la legitimidad histórica del rey y su anticleralismo. 43
• Al desaparecer la legitimidad real y al rechazar la del intruso, no quedaba a la resistencia española y a la lealtad americana más camino para justificar su acción que apelar a la soberanía del reino, del pueblo o de la nación. 43
• El peligroso problema de la igualdad entre españoles y americanos que venía de la Conquista, se había manifestado a menudo en querellas sobre los cargos públicos y ahora adquiría una importancia crucial. Posteriormente se da una ruptura ideológica con el estado español que justifica la autonomía americana como el proyecto de una nueva sociedad inspirada en las referencias revolucionarias francesas, esto a partir de la necesidad de crear unidades políticas inéditas. Al romper con la península se rompía el vínculo con el rey, es decir, con la legitimidad histórica. 45-51
• Toda la España contemporánea estará marcada por la coexistencia o la competencia de los principios rivales de la soberanía del rey y la de la nación. 51
• El problema de la desintegración territorial en América hispana, la independencia se basaba ciertamente en la soberanía nacional, aunque la sociedad sigue siendo tradicional. Para resolver esta contradicción las élites modernas fabrican diversos tipos de “ficciones democráticas”, las cuales, pueden consistir en una redefinición del pueblo y en la limitación del sufragio. Los pronunciamientos, los golpes de estado o los levantamientos desempeñan en estos sistemas políticos el papel que las elecciones no pueden desempeñar: el cambio de los gobiernos. 53

II.- LA MODERNIDAD ABSOLUTISTA:
• Aparece la expresión Antiguo régimen, tipificación negativa e inversa de los valores de la Modernidad. Aparece también la continuidad entre el antiguo y el nuevo régimen. 55
• La Monarquía hispánica tiende a convertirse en un Estado unitario regido por unas misma leyes y organizado territorialmente de manera uniforme.59
• La elección de las autoridades municipales por todos lo vecinos que será decretada durante la revolución, aunque moderna en su formulación, correspondía a una demanda creciente de los nuevos notables de las ciudades en vísperas de la revolución. 61
• La América hispana continúa siendo el conjunto de los reinos ultramarinos de la Corona de Castilla; sin embargo, sus problemas particulares originaron una legislación y jurisprudencia específicas- El consejo de Indias. 62
• Aunque los elementos institucionales sean importantes, más lo son la particular combinatoria de los grupos sociales e un espacio regido por las mismas autoridades y la construcción cultural de la identidad. 63
• La Monarquía moderna en formación evitó en América los señoríos, aunque surgen formas sociales híbridas, cuasi-señoriales, que son las haciendas. 67
• Las ciudades principales con sus territorios y pueblos dependientes fue la estructura territorial de base en toda la América española.68
• Al núcleo común de las teorías absolutistas pertenece la insistencia en la soberanía regia como una potestad suprema absoluta que domina a la sociedad, y que existe fuera de ella y por encima de sus leyes. 73
• Nuevo imaginario sobre la autoridad y la sociedad tradicional, basada en la idea del hombre aristotélico. 74
• El absolutismo monárquico estaba ciertamente en ruptura con el imaginario social y con las doctrinas políticas tradicionales. 76
• La exaltación del poder omnímodo del soberano va a la par con una exaltación de la Monarquía como régimen ideal y de la dignidad inconmensurable del rey.76
• La sociedad americana había conseguido integrar una buena parte de los funcionarios reales a sus complejas estrategias de poder. 79
• Los reinos de las Indias empieza a ser considerados por la élite administrativa española como colonias, territorios que existen para utilidad de una metrópoli. 81

III.- UNA MODERNIDAD ALTERNATIVA:
• Individuo como sujeto normativo de las instituciones y de los valores; individuos iguales, homogéneos de hecho intercambiables. 85
• Los vínculos que unen a los actores sociales antiguos no resultan normalmente de una lección personal, a diferencia de los modernos, sino del nacimiento en un grupo determinado. Lo esencial no es el grupo al que uno se incorpora, sino el individuo que se asocia. 89-90
• La marcha hacia una nueva manera de pensar al hombre como un individuo y la sociedad como una asociación voluntaria.91
• La tertulia es la primera forma conocida de sociabilidad moderna en España. Surgen las sociedades científicas y literarias, academias y sociedades patrióticas. 92
• La nueva imagen de lo social se veía reforzada por un conjunto de prácticas igualitarias que pueden calificarse “democráticas”. 97
• Todas estas sociabilidades modernas implican redes de intercambio, un medio social dotado de una sensibilidad común, aprecio de la utilidad, creencia en el progreso. 101
• Muchos de los grupos modernos que existían en América no pasaron del estadio de la tertulia o de laguna informal sociedad literaria. 103
• Un elemento importante para captar el desfase entre los dos continentes son la alfabetización y la imprenta; aunque hay que mencionar que no hay una correlación simple entre las instituciones culturales, la abundancia de los impresos y la presa con la modernidad ideológica. El radicalismo ideológico se expresa mejor se expresa más fácilmente en sociedades poco alfabetizadas, entre las que existen menos articulaciones entre la cultura de la élites y la cultura popular. 105-108
• El avance de la Modernidad ha sido constantemente durante el siglo XVIII aunque con coyunturas diversas, es en esta época donde se fundan o reforman las instituciones educativas, se multiplican las formas de sociabilidad moderna, aumenta la publicación de libros y fundación de periódicos. 110
• Muchos ilustrados, incluso radicales, retrocederán espantados ante la deriva del proceso revolucionario francés. 111

Influido por Agustin Cochin, François Furet y Pierre Rosanvallon, además de Chevalier, François Xavier Guerra escribe Modernidad e Independencia: ensayos sobre las revoluciones hispánicas; la obra es un estudio que no sólo contrasta a la América hispana con el Estado español y Francia, sino que hace un análisis en el que evidencia las semejanzas y diferencias entre la revoluciones e independencias de las mismas en el siglo XVII y XVIII desde un punto de vista político-social. Es un estudio de las sociabilidades, pues sostiene que el poder político, más que de las ideologías en pugna entonces (que califica de "imaginarios"), dependía de las redes sociales y los contactos familiares entre grupos.
Una nueva composición del orden social y así mismo, una nueva concepción del individuo como respuesta a rupturas históricas vinculadas a las distintas posiciones políticas que esquematiza como un triángulo, en los vértices del cual se encuentran los modernos, los absolutistas y los constitucionalistas históricos. Una exposición cronológica de conceptos que surgen, modifican y se transforman.
Bibliografía: Modernidad e Independencia: ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Francisco Xavier Guerra. Editorial Fondo de cultura económica, México, 1992.

HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS

Jean Touchard

EL SIGLO DE LAS LUCES
Según Voltaire, el ciclo del progreso para la burguesía europea son el comercio como factor de riqueza, la riqueza como factor de libertad, libertad que favorece al comercio y el comercio que favorece la grandeza del Estado... “una nueva distribución de la riqueza acarrea una nueva distribución del poder”. Los burgueses crean una filosofía para todos los hombres que habla en términos de Libertad, Progreso y Hombre. Naturaleza, felicidad, virtud, razón, se tornan el “espíritu del siglo”... Por su parte, al relajarse las disciplinas católicas, dice Saint-Just, surge la felicidad como una “idea nueva en Europa”. Motesquieu habla del equilibrio como felicidad, Voltaire, de la acción útil, Rousseau del ensueño. La razón universal permite acceder al mismo tiempo a la verdad y a la felicidad, y la idea de un progreso material, intelectual y moral.• Para el caso, la subordinación de la política a la economía no es exclusiva del utilitarismo inglés sino es tomado también por los enciclopedistas, los fisiócratas, los economistas liberales y los déspotas ilustrados.
Touchard invita a dejar de pensar que el siglo XVIII es dominad o por el “espíritu de las leyes” (liberalismo sin democracia) o por “el contrato social” (democracia sin liberalismo), pues si se da lectura a estos textos, emplazados en su contexto, no se oponen absolutamente como suele afirmarse. Son dos libros al margen de la ideología dominante.
Liberalismo aristocrático
Montesquieu; es, por un lado, un teórico de la separación de poderes y un adepto del liberalismo, muy próximo a Locke. Por el otro, presidente del parlamento de Burdeos, autor de Lettres persanes, próximo a Saint-Simon. Sin embargo, dice Touchard, debemos evitar reducir la obra de Montesquieu a estas dos imágenes. Él va en busca de un orden para explicarlo a través del sentido de la diversidad, el sentido común, el relativismo, o sea, las relaciones que implica la ley, el determinismo, el racionalismo y el escepticismo. Este método, que, para Touchard, vale más que las aplicaciones, deja lugar para la debilidad humana y, según él, convierte a Motesquieu en uno de los fundadores de la sociología. Montesquieu propone una monarquía aristocrática, virtuosa y moderada. Hace una teoría de los contrapesos, la separación de poderes, los cuerpos intermedios, la moral y la descentralización. Condena el despotismo. Touchard, sin embargo, menciona que la doctrina de separación de poderes en Montesquieu se queda en una concepción político-social del equilibrio de poderes, pues cree en la utilidad social y moral de los cuerpos intermedios como los parlamentos y la nobleza; esta última considerada por él como el mejor sostén de la monarquía y garantía de libertad. Al contrario de lo que se ha dicho, menciona Touchard, Montesquieu enraíza su pensamiento en las más antiguas tradiciones francesas y su pensamiento no es tan centralizador como se ha dicho y no se opone tanto al de Rousseau. Por otro lado, la moderación es la virtud principal; el bien político. La moral de Montesquieu es la del punto medio y ve a la religión como una decoración utilitaria represiva. La ambigüedad de Montesquieu radica, para Touchard, en que sus convicciones políticas son las de los aristócratas liberales que toman la tradición como la salvaguardia de la libertad. Su hipótesis es que al señor de La Bréde le hubiera producido horror lo que se le ha adjudicado. No fue un ciego defensor de los parlamentos.
Vico ofrece una teoría general de las sociedades y de los gobiernos. Se afirma que la Ciencia Nueva y otros libros de Vico son ajenos a su época, ya que en ellos condena al individualismo y al utilitarismo. La moral es lo eterno; no la utilidad, que es corporal. Esta doctrina de rasgos platónicos, encuentra público hasta el XIX. Para Vico la historia es un espiral cíclico que progresa y vuelve sobre sí.
El utilitarismo político
Voltaire, cuya obra parece contradictoria para Touchard, apoyó la popularización de la imagen de la libre Inglaterra en Francia al elogiar la Constitución inglesa. Autoridad es el grito de la naturaleza y él cuenta con ella para fundamentar la libertad. No tiene ninguna confianza en los cuerpos intermedios y juzga a los parlamentos. Voltaire no cree en la igualdad; su filosofía social es la de un burgués. Elogia el lujo y la riqueza considerando beneficiosa la jerarquía de las clases sociales. Su política es de la cotidianidad. Es un filosofo comprometido con sus reformas.
Diderot. La enciclopedia, aunque es una obra de contenido vario, captura las ideas de la burguesía francesa del XVIII. El Materialismo y moralismo en Diderot se expresa en un diálogo entre ambos; propone la búsqueda de la felicidad, deber social, sacrificio por la humanidad. Su humanismo deriva de su materialismo. Cree en la evolución, el progreso, la posibilidad y él deber de transformar a los seres y de contribuir a su felicidad. La Enciclopedia es un himno al progreso técnico. Alberga la doctrina del utilitarismo, donde la libertad, es la económica que conduce a la política. El gobierno deberá ser estable y fomentar la actividad económica y artística. El mejor será el que dure más tiempo y más tranquilamente.
Los fisiócratas mezcla de liberalismo económico y de despotismo ilustrado. Su pensamiento se ordena en torno a la naturaleza, la tierra, la libertad y el despotismo legal; en cuanto al primero, creen en su omnipotencia como leyes naturales. El segundo como propiedad, el tercero en relación con la agricultura y el último como expresión pura de la monarquía absoluta. Voltaire se burla de ellos. A Toucard sólo le parece absurda la preeminencia dada a la agricultura.
El utilitarismo inglés
Liberalismo económico. Adam Smith sostiene la tesis de la armonía fundamental entre el interés particular y el general. La verdadera riqueza es el trabajo nacional. El Estado debe facilitar la producción, hacer reinar el orden, hacer recetar la justicia, proteger la propiedad.
Bentham hace del utilitarismo la doctrina oficial del XVIII. Procede del “newtonismo moral” donde moral y cohabitabilidad, felicidad y utililidad están estrechamente ligadas. Partidario originalmente de un sistema despótico ilustrado, termia en el autoritarismo democrático. Democracia, conjunto de individualidades, producto de un cálculo.
El despotismo ilustrado
Es el encuentro de una política y una filosofía. La racionalización del Estado. Según Federico II, el soberano es el primer servidor del Estado. La autoridad real no es de derecho divino, pues aunque lo puede todo, no quiere más que el bien del Estado. El problema es el prestigio de los déspotas ilustrados sobre los filósofos y sobre la opinión.
Rebeldías y utopías
Jean-Jacques Rousseau para Touchard, es erróneo considerar el Contrato social una suma de todas las ideas políticas de Rousseau, quien desprecia el dinero; el éxito social y burgués de Voltaire y se pelea tamibén con Diderot, Grimm y Hume. Eligió la democracia en una época que no existía ni en las ideas. Conforma así una Utopía racional. El Contrato social se inspira en la unidad del cuerpo social; subordina los intereses particulares a la voluntad general. Cada uno se une a todos. Hay igualdad y el hombre realiza su libertad obedeciendo a las leyes. El soberano es la voluntad general. Acepta que la forma de gobierno debe depender de situaciones locales. No hay solución única. Y, al igual que Rousseau, las instituciones nada son sin las costumbres. El último estadio de su pensamiento se expresa en sus consideraciones sobre el gobierno de Polonia. Quiere corregir la injusticia acercando a los extremos tanto como se pueda. “precisamente porque la fuerza de las cosas tiende siempre a destruir la igualdad, la fuerza de la legislación debe siempre tender a mantenerla”

EL PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO
La revolución americana
La revolución americana se realiza bajo el impulso de los hechos, aunque el tema que domine el debate, hasta sus comienzos, son los impuestos. Es conforme el derecho natural que las colonias lleguen a ser independientes, y con la moral el que llegue a ser económica y políticamente poderosas. Franklin, el “Sócrates de América”, autodidacta, librepensador, sabio, periodista, filántropo, virtuoso... él tiene conciencia de un nacionalismo pacífico combinado con moralismo y utilitarismo. La declaración de independencia, redactada por Jefferson busca justificar a las colonias sublevadas ante el tribunal de las naciones. La vida, la libertad, la búsqueda de la felicidad son los objetivos del nuevo Estado. Las 10 primeras enmiendas de la Constitución americana son una declaración de los derechos del hombre. La filosofía de Hamilton tiene bases económicas para crear la prosperidad y permitir la autarquía., el crecimiento económico y la productividad, pero preocupado por el Gobierno popular. Adams, el 2º presidente de los EU, es partidario de un liberalismo aristocrático y conservador. Después, Jefferson se le opondrá, pues aunque ambos son partidarios de la Constitución inglesa, el segundo desea una extensión de la democracia e invoca a Locke; cree en la bondad del hombre y en la amenaza que constituye el gobierno, por tratarse de un poder demasiado concentrado, para los derechos naturales del hombre. Se pronuncia en contra de la esclavitud y a favor de la libertad religiosa, y la agricultura.
La revolución francesa
Los principios del 89 La ideología dominante del 89 puede leerse en textos como La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano y en la Constitución de 1791. Se plantea que “la nación existe ante todo y es el origen de todo. Su voluntad es siempre legal; es la ley misma.” Sieyes tiene una concepción racionalista, utilitaria, individualista y fundamentalmente jurídica de la nación. En la Declaración de Independencia sólo se dedican algunas líneas a los derechos del hombre; es hasta 1789 que se dirige en esa dirección. En ella se firma la ilegitimidad de una política basada en los cuerpos intermedios: “El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación (...)”
Las ideas del 93 Robespierre y Saint-Just son los principales exponentes de las ideas políticas de los jacobinos. Es con la guerra que surge el sentido moderno del termino; con la nueva concepción del patriotismo. Uno democrático que permite a los pueblos decidir su porvenir, unitario ya que la República es indivisible. La revolución es, pues, obra del hombre. Robespierre rinde culto a la virtud; afirma que no hay política separada de la moral ni diferencia entre la pública y la privada. Se encuentra próximo a Rousseau y es poco sensible a la economía. Elaboran planes de instrucción nacional.
Termidorianos y rebeldes sus ideas se hallan en los orígenes del liberalismo moderno. Su doctrino es de orden y conciliación. De libertad y posibilidad de gozar. El fundamento del bavuiso es la igualdad. Una que luego conduce a un comunismo de la distribución. Desconfían de la inteligencia y de los intelectuales, son autoritarios y centralistas.
Las ideas políticas de Napoleón detesta a los ideólogos porque el Imperio es una época de acción, no de doctrina. Sus ideas son pragmáticas y considera a la religión como u soporte del orden social. Se preocupa por lo maravilloso, el gusto por el fasto y y el aparato escénico.

REFLEXIONES SOBRE LA REVOLUCIÓN
El rechazo de los principios de la Revolución
La reacción apasionada de Burke sus Reflexiones sobre la Revolución francesa expresan el conjunto de su pensamiento. No ve en ella más que una fuente indefinida de desórdenes cuando, sin embargo, la libertad debe ser moral y ordenada. Privilegia, pues, los valores prácticos, únicos guardianes del orden natural. Proyecta los principales temas de una filosofía del conservadurismo a vez que habla de una revolución de doctrina y dogma teórico.
Elogio de las sujeciones Burke cree que la sociedad civil descasa sobre un contrato que puso fin al estado de naturaleza y la “Providencia” nos entregó a un estado civil que es el verdadero estado de la naturaleza. Así, postula el Gobierno de una “aristocracia natural”, penetrada por la práctica de una disciplina personal y de virtudes severas y restrictivas.
Las libertades, no la libertad Burke lucha contra la tentativa centralizadora y asimilacionista de Jorge III alzándose contra los proyectos de la Asamblea nacional francesa y contra la organización administrativa y financiera de la monarquía.
La revolución en la historia providencial Burke admite que la victoria de la revolución pudo ser por la Providencia. La providencia no está guiada por una razón sino que es fortuita, como el azar; un atributo de Dios.
Filosofía y política en Alemania
Muchos pensadores alemanes se alejaron de los principios de la Revolución aunque conservaron la conciencia de su importancia, pues integró su filosofía a los hechos políticos y sociales.
La política en la filosofía de Kant recibe la influencia de Montesquieu, Rousseau y Aufklärer. Es un republicano, no un demócrata, aunque para él, ambas ideas son postulados que derivan del imperativo moral. Admite el primado de la práctica sobre la teoría. La universalidad de la moral lleva consigo la igualdad de todos los individuos en tato que sujetos morales y el mundo moral se domina por los fines; fines de la forma republicana. Con su filosofía busca establecer los derechos de los hombres, que son: libertad, igualdad, ciudadanía. Admite la monarquía constitucional y el sufragio censatario.
Política y filosofía de la Historia la filosofía política de Kant no se limita sino que se integra en una filosofía de la historia. Cree en un proyecto de la especie humana a través de la inteligencia y la conciencia. El régimen Republicano es una “preparación” del reino de Dios.
Política y moral. Fin y medios el mandato moral de los fines no debe subordinarse a los medios ya que el ideal de Kant es político moralista así debe ordenarse. “formas puras del razón”.
Fichte afirma que a libertad es la esencia interna del hombre y los individuos en colaboración crean un alma colectiva. Su filosofía de la libertad apoya a sus compatriotas en la Revolución francesa. Escribe una filosofía de lo universal; nacionalismo metafísico, religioso y místico, romántico y pedagógico. Fichte, según Touchard, fue un jacobino místico.
Hegel o la tentativa de una filosofía del Estado
La filosofía política de Hegel toma como punto de referencia la crisis que la Revolución francesa señala. La teoría del Estado, del derecho y la filosofía de la Historia son un conjunto sistemático para la filosofía de Hegel. Importa poco considerar estados o instituciones particulares.
La filosofía del Estado Se ha tomado a Hegel como un justificador y un teórico del absolutismo prusiano, apologista de los derechos absolutos del Estado frente al individuo. Sin embargo, Touchard, igual que Marx, protesta contra esta idea. La intención de Hegel en su teoría del Estado al ser todo lo que existe una creación histórica del espíritu, en lo que es, hay siempre razón igual que libertad. Para Hegel la voluntad libre es lo arbitrario. Satisface comprendiendo que busca la libertad en una organización racional y universal. Así pues, “la política es la ciencia de la realización histórica de la libertad en sus encarnaciones sucesivas y progresivas, a través de mediaciones concretas.” La libertad concreta postula la conciliación de los intereses particulares y los universales.
El estado es la astucia es el Estado moderno el que pone en práctica la astucia sirviéndose de la libertad para conducir a los hombre al reconocimiento del carácter superior de su poder y de su ley. Para Hegel sólo existe libertad en el Estado si el ciudadano satisface sus deseos y sus intereses razonables y si las leyes del Estado pueden ser universales. El problema para Touchard es que no en todo sistema político existente hay razón y libertad concreta. Hegel derivó una corriente conservadora y una de “izquierda” de la cual luego nace el “marxismo”.
Las insuficiencias del Estado pueden ser en las relaciones internacionales, o las crisis interiores o una constitución que permita una clase explotada que la autodestruya. Hegel adopta lo esencial del credo liberal. Mediante el trabajo, el hombre escapa a la naturaleza y actúa sobre ella. Llama esclavitud al trabajo que lo des–espiritualiza al condenarlo a una pobreza creciente; a una clase que por las variaciones del mercado no puede salir. Ahí está la división; lo violento.

La actualidad de la historia: Una lectura “al borde del acantilado”

Roger Chartier

“Al borde del acantilado” es un breve texto contenido en Pluma de ganso, libro de letras, ojo viajero –libro que es, a su vez, una recopilación de seminarios y conferencias que Roger Chartier dio durante su estancia en México en 1996— en el cual se recrea el horizonte en el que la historiografía se encuentra ubicada en la actualidad.
El recorrido que engloba algunas de las más importantes y vigentes tendencias que pretenden hacer historia, comienza alertando de la situación crítica y llena de preguntas con las que se enfrenta dicha disciplina. Es así como se derrumban algunas de las certezas en las que se confiaba en el pasado tales como; la cuantificación, las categorías analíticas o los modelos de comprensión (Chartier, 2005:86).
Las incertidumbres, las dudas se han apoderado de tal modo del quehacer histórico, que éste ha perdido el antiguo liderazgo que le caracterizaba. Su solidez se ha quebrado provocando distintas vertientes, distintas maneras de configurar al pasado. Una de las opciones posibles será regresar a las estabilidades que ofrecen las letras, los archivos –que se puede creer— esconden las complejidades de sujetos ausentes. Es aquí donde el autor empieza a tomar partido, ya que considera que este deseo de desaparecer tras las frases polvosas a las que se les puede atribuir un sentido más “real” –pues aparentemente han sido dichas por un individuo histórico—, no es otra cosa más que resignificar frases y dar sentidos a esos oxidados registros .
Después de rebatir esta inclinación, de alguna manera más tradicional, de construir lo (supuestamente) desvanecido, se pasará a la microhistoria la cual “intenta reconstruir (en cada uno de sus casos), a partir de una situación particular, normal por excepcional, la manera en que los individuos producen el mundo social, mediante sus alianzas y sus enfrentamientos, a través de las dependencias que los unen o los conflictos que los oponen” (Chartier, 2005:89).
Es evidente que Chartier se inclina por este giro –ciertamente más antropológico— que pretende hacer de la historia un medio de reconstrucción de especificidades, de decisiones ejecutadas por individuos y comunidades. Creo que tal vez sea aquí precisamente donde entra, explícitamente, una propuesta más concreta del historiador francés:

“…la oposición entre <> y <> exige la construcción de nuevos espacios de investigación en los que la definición misma de los planteamientos obligue a inscribir los pensamientos, las intenciones individuales, las voluntades particulares, en los sistemas de coerción colectivos que, a su vez, los hacen posibles y los refrenan” (Chartier, 2005: 90).

En otros términos, enfatiza la importancia de establecer vínculos entre los estudios concentrados en las estructuras que delimitan y permiten la noción de individuo y las manifestaciones que esos seres, encuadrados en órdenes sociales y culturales, realizan en un nivel más particular. Ahora bien, esas composiciones abstractas que configuran, en cierta medida, la realidad humana no son asimilados, de forma conciente, por los actores a los que rigen.
La justificación anterior es la que utiliza Roger Chartier para destacar el concepto de representación, pues argumenta que los alcances conceptuales del término facilitan la tarea de incorporar ámbitos diversos tales como: a) “las representaciones colectivas” que orientan a los sujetos en su modo de clasificar la realidad, de aprehenderla y valorarla; b) “las formas de exhibición del ser social o del poder político” en donde se englobarían todos aquellos actos rituales y las atribuciones simbólicas (desde mi punto de vista sería una suerte de concretización, personificación o cosificación de códigos ideológicos) y por último; c) “la representación, por parte de un representante (individual o colectivo, concreto o abstracto) de una identidad social o de un poder dotado asimismo de continuidad y estabilidad” (Chartier, 2005: 91).

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Si bien ya ha sido planteado aquí este “regreso al texto” (o más concretamente, el regreso al archivo) que se ha dado en ciertos historiadores tras el vértigo que produce situarse al borde del acantilado, es cierto que este retorno a la literalidad de la tinta es un fenómeno mucho más complejo que merece ser desarrollado.
Centrarse en el texto ha derivado en algunos casos, a centrarse en el influjo bajo el que se escribió un discurso –es decir, en el contexto—, a los receptores y al modo en que se difundía. Otro acercamiento a estos registros ha sido analizar la condición física del documento, su sustrato material haciendo de este modo, estudios paleográficos.
Otra de las consecuencias de esta atención renovada en los archivos ha sido la consideración de la historia como genero narrativo (¡). Es así como se cae en cuenta de las “fórmulas” o representaciones de ciertas entidades con rasgos (casi personalidades) que los hacen parte de una trama. Los historiadores también hacen uso y nos revelan las motivaciones o nexos causales que hacen actuar de determinado modo a las, ya mencionadas, entidades. Por último, las temporalidades históricas están sujetas al desarrollo de los acontecimientos narrados; “la larga duración no es más que una modalidad derivada de la puesta en marcha de la intriga de los acontecimientos” (Chartier, 2005: 96).
Es la ruptura entre la representación que se hace del pasado y el pasado en sí (si es que podemos hablar de tal) lo que provocó esta reflexión sobre la cualidad narrativa de la historia. Aún así, esto no implica que no exista una diferencia entre el conocimiento historiográfico y otros tipos de relatos, la diferencia principal tal vez recaería en su propósito de producir un conocimiento específico y en contener, en su propia estructura, los materiales (las citas, por ejemplo) sobre las que fundamenta dicho conocimiento. Como suplente de la objetividad o de la constatación del contenido de verdad de un argumento podría ser considerada la teoría de Appleby, Junt y Jacob (Chartier, 2005:103) las cuales observan que un nuevo criterio de validez podría ser la “pluralidad de interpretaciones”.
A pesar de todas estas argumentaciones Roger Chartier parece no estar convencido de justificar satisfactoriamente el desempeño y singularidad de la estudio de lo ocurrido, por lo que continúa recurriendo a distintas autoridades. Es así como se refiere a Paul Ricoeur y a Michel de Certeau, e integra en el ser de la historia polos tan opuestos como son la caracterización ficticia de la narración y la validez de la cientificidad (o de lo no discursivo).

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Debo decir que aún me siento al borde del acantilado. Las explicaciones de Chartier, si bien son amplias, no me bastan aún para comprender del todo la puntualización y finalidad del quehacer histórico. Creo que este ensayo, busca unificar, de nueva cuenta, a esas formas de hacer historia que se han desperdigado en su búsqueda de evasión de la incertidumbre (es decir de la relativización de enunciados, del clima de subjetividad que rodea a las ciencias sociales). Creo que este texto es un intento de establecer diálogos entre las especificidades propias de la microhistoria y de aquellas otras perspectivas que se volcán en los mecanismos de imposición a gran escala.
De alguna manera, se hace un diagnóstico de la situación actual de la historiografía, y es eso precisamente lo que me parece más valioso. Evalúa de manera –tal vez— demasiado rápida distintas tendencias de historiográficas.
Ahora bien, me parece que sobre todo en la parte dedicada a fundamentar qué es lo que hace a la historia distinta de otras narrativas, la interrogante, por lo menos para mí, no ha quedado del todo resuelta. La argumentación no me parece eficiente pues creo que debe existir otro elemento, además de su pretensión de conocimiento y de contener “pruebas” o materiales “sustentables” o legitimadores, que la hagan ser una ciencia –aunque tampoco veo lo negativo en el hecho de que no lo sea, con esa categorización o sin ella puede ser portadora de verdad.
En conclusión creo que muchas de las aportaciones del libro son valiosas para la investigación historiográfica, me agrada especialmente, hacer ese hincapié en la microhistoria pues me parece que al especializar su objeto de estudio permite análisis más integrales y menos generalizantes (lo que de alguna manera elimina orientaciones eurocentristas o supresoras de minorias).
Por otro lado, creo que el vértigo que provoca cuestionar los fundamentos de lo cognoscible es algo que afecta el análisis de Chartier y de alguna manera es este miedo, lo que lo hace aprehenderse de las viejas herramientas (construcción de datos, verificación de resultados, etcétera) sin cuestionar que esos elementos no son más que parte de la misma producción narrativa, elementos del discurso que cumplen el mismo papel que los apellidos Capuleto y Montesco en “Romeo y Julieta”, es decir son datos que de alguna manera fortalecen la trama, posibilian la verosimilitud y por supuesto, son dadoras de verdad.

Bibliografía

Chartier, Roger, “Al borde del acantilado” en Pluma de ganso, libro de letras, ojo viajero, México, Universidad Iberoamericana, 2005.




martes, 2 de octubre de 2007

El romanticismo social

Roger Picard
A partir de la llamada “historia social de la literatura”, Roger Picard se propone estudiar las obras literarias desde de su contenido social. Es por ello que el presente libro destaca las preocupaciones sociales de los literatos de la época. Además incluye un análisis de las influencias románticas – pasadas, presentes y futuras - en otras disciplinas tales como la historia y la sociología.
En los tres primeros capítulos que constituyen el cuerpo del presente ensayo, Picard, no sólo denota su pasión por el romanticismo, sino que hace una exposición de las motivaciones que lo mueven en su investigación.
Como sucede a menudo con las palabras que engloban corrientes, maneras de pensar y de actuar, el término romanticismo ha tenido tantas acepciones que resulta complejo definirlo. Consciente de este problema pero sin por ello abandonar la empresa, Picard dedica la primera parte del libro a esclarecer que se está entendiendo por romanticismo en este análisis. Para este fin señala algunas definiciones dadas por otros autores y señala lo que a él le parece tiene un valor para recordarlas.
Para Stendhal, por ejemplo, todos los autores –originales- son románticos en su momento, ya que practican “el arte de dar a los pueblos las obras literarias que, en el estado actual de sus costumbres y de sus creencias, son susceptibles de proporcionarles el mayor placer posible” (Picard, 2006:17). En ese sentido, los románticos, cuando pasa su momento, y logran convertirse en modelos, se convierten en clásicos. Picard, rescata de esta definición el carácter histórico, pero no el hecho de que Stendhal utilice romanticismo como sinónimo de contemporáneo. Así pues, parte del hecho de que romanticismo es un periodo definido, de origen europeo. En este libro se aborda únicamente el romanticismo francés.
Víctor Hugo, resalta el carácter de libertad de esta tendencia. Ya que es necesario romper con los cánones y formulas sociales preestablecidas. En este sentido, Víctor Hugo, está distinguiendo al romanticismo como un movimiento que responde a necesidades específicas de su época. El siguiente problema, sería entonces delimitar a qué época responde esta tendencia. Picard fija los inicios del periodo romántico entre 1815 y 1820, y su final entre 1848 y 1852.
El inicio está señalado por la aparición de las obras de André Chénier y su término con la aparición y triunfo del realismo. Además estos treinta años, pueden ser subdivididos en tres periodos:
• El romanticismo militante 1815 -1830
• El del triunfo 1830 – 1843
• El del ocaso 1848 –
Es importante señalar que si bien es cierto que estas fechas que marcan el fin del romanticismo representan un giro en la manera de abordar las distintas temáticas, y un cambio significativo en el pensamiento; no implican la extinción del mismo. La producción romántica no se termina de manera tajante, pero si la innovación.

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Haciendo énfasis en el carácter dialéctico de los movimientos, Picard señala que el romanticismo surge por oposición al clasicismo. Cierto es que es una antítesis del clasicismo, pero también hay elementos comunes entre ambas corrientes.
La dificultad de anteponer las dos definiciones se centra en la incapacidad de ambas de autodefinirse. Mme. De Staël – autora romántica – deposita la importancia del romanticismo en la necesidad imperante de alejar a los jóvenes de la imitación. Visto de este modo, el clasicismo se entiende como una tendencia a regresar a – valga la redundancia – los clásicos (griegos y romanos principalmente); y el romanticismo como una invitación a trabajar con “tradiciones nacionales, vivas y todavía fecundas” (Picard, 2006:21)
A esta definición de romanticismo literario, el autor añade algo que atañe al ámbito social; esto es “las inspiraciones nacidas de las visiones del porvenir” (Picard, 2006:21)
Esta continuidad de la que habla el autor se entiende en retrospectiva. Analizando las dos corrientes queda claro que son distintas entre sí, pero esto no conlleva a considerarlas opuestas. Picard considera que ambas tienen los mismos temas (que no son exclusivos ni de romanticismo ni de clasicismo). En lo que difieren, es en la forma. En ese sentido, los movimientos son permanentes ya que responden a determinadas características de manera de abordar problematicas: racionalidad y sensibilidad.

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De todas las acusaciones que ha sido objeto el movimiento que aquí nos atañe, el autor señala solamente tres por ser las que se refieren al contenido social de la corriente. Estas son: “ser el colmo del mal gusto, representar en sí el mal moral y haber roto con las tradiciones nacionales.” (Picard, 2006:26) Por estas razones se le atribuye el ser el origen de las revoluciones sociales. Como es natural, “el antirromanticismo” surge al mismo tiempo que el propio objeto de su crítica, pero se continúa hasta nuestros días.
El autor rebate las acusaciones con argumentos que giran principalmente, en torno al hecho de que los antirrománticos han construido una idea de romanticismo que no corresponde a la realidad y es a este supuesto al que atacan.

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Para el romanticismo francés (a diferencia del alemán), lo sobrenatural, lo fantástico y lo macabro son solamente uno de tantos elementos que lo constituyen y tienden a ser secundarios al igual que los elementos filosóficos.
La libertad se torna la idea central entre los franceses. Las injusticias, los derechos del hombre serán temas que sirvan para abordar el de la libertad. El estilo será lírico y claro, poco rebuscado. En cuanto a la estética, el eje fundamental será la renovación, tanto de la lengua como del estilo. Dando por resultado, una nueva concepción de “lo bello”.
Apegarse a la historia es otra de las características de este periodo. Esta preocupación que surge en con los románticos, señala Picard que es tal vez una de las grandes herencias que permanecen vivas. La veracidad histórica, documentada y viva influye no sólo en la producción histórica, sino en la literatura – novela, teatro, poesía. – En este mismo tenor, las pasiones se descubren como aquello que permitirá dilucidar la historia verdadera.
Así pues, tenemos que los autores románticos buscan “los datos duros” por medio de las pasiones. Las explicaciones serán más de origen metafísico y psicológico, o bien divino. Sin embargo las conclusiones que llegan por este medio no son consideradas subjetivas, sino un conocimiento certero del tema histórico que se está abordando en su literatura.

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Contextualizar la producción literaria, se vuelve fundamental no sólo debido a los fines de este libro, sino porque, según Picard, el romanticismo se distingue precisamente por responder a las inquietudes sociales y al mismo tiempo marcar pautas tanto de conducta, como morales y de pensamiento.
No es que el romanticismo haya provocado las grandes revoluciones, más bien, estaba presente una gran necesidad de acción y es la literatura quien lo plasma. Lo mismo con la denuncia a la desigualdad e injusticias sociales, el deseo de reorganizar la sociedad estaba latente. Los literatos reconocen y asumen su función en la sociedad, esta será la de denuncia y al mismo tiempo educadores.
Este momento histórico corresponde a la derrota y posteriormente la muerte de Napoleón y la vuelta de la instauración de la monarquía con Luis XVIII. Picard describe la reacción de la sociedad ante estos hechos como una búsqueda desesperada por doctrinas sociales. De este modo, el romanticismo y todas sus propuestas, algunas contradictorias entre si, encuentran suelo fértil. Tomar partido era necesario, aunque no una limitante.
Las ideas preponderantes son las de justicia, igualdad y progreso, es a partir de estas que los poetas se inmiscuyen en el pensamiento social. Ya que persiste la noción de que estas, de origen humano, son modificables y perfeccionables. Optimismo y pesimismo se encuentran presentes en este espíritu. Por un lado, los ideales que se fijan suponen una esperanza en el mejoramiento de la sociedad, pero ello no implica que no estén conscientes de la ardua labor que estos representan y el largo camino que falta para llegar a las “metas” planteadas.
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Así pues, tenemos que Picard al describir los caracteres del romanticismo lo entiende como un producto que responde a las necesidades de su época. Definitivamente no lo entiende únicamente como un movimiento literario, sino que ve en la literatura el reflejo del sentir de todos los ámbitos sociales.
Me resulta complicado analizar si el libro cumple con las premisas e hipótesis planteadas, con tan sólo la lectura de la primera de tres partes. Sin embargo, lo que sí se alcanza a esclarecer es la justificación y pertinencia del objeto de estudio. Es decir, la manera en la que el autor plantea el romanticismo literario parece obvio la necesidad de abordar este tema desde sus contenidos sociales.



BIBLIOGRAFÍA

• Picard, Roger; El romanticismo social; FCE, México, 2005.





Los orígenes culturales de la Revolución Francesa (Parte II)

Roger Chartier
“El mundo de la Ilustración y el de la Revolución francesa se sitúan como dos manifestaciones (o epifenómenos) de un proceso más completo (…) Los verdaderos vínculos de causa a efecto entre una y otra con los de la dependencia común de un fenómeno histórico más amplio, más integral que el suyo propio” (Dupront en Chartier, 2003: )
Descristianización y laicización
Chartier parte de dos posibles planteamientos (al parecer contradictorios) respecto a la relación entre religión y Revolución: que la Francia anterior a la revolución es indiferente hacia la religión y que la sacralización se transfiere a un ámbito distinto a ésta.
Una religión de lo estable. Con desfases según las diócesis, la Reforma católica logró imponer dos principales gestos: la asistencia regular a misa y el cumplimiento del deber pascual (obligación anual de la confesión y la comunión). Esto se refiere entonces a que existe una “religión de lo cotidiano”, lo que propicia una identidad, un sentido de pertenencia (por medio de prácticas compartidas).
Cambios de sensibilidad: la muerte, la vida. Sin embargo, existieron cambios fundamentales en el siglo XVIII. Entre ellos, se puede observar un cambio de actitud hacia la muerte. En primer lugar, disminuyen en los testamentos las sumas destinadas a misas dedicadas al eterno descanso del alma, y, además, hay una indiferencia por el lugar de la sepultura. También ocurre un cambio de actitud hacia la vida: se observa el recurso a las prácticas anticonceptivas a partir de 1760. Estos hechos confirman el debilitamiento de la norma moral católica.
La crisis de los compromisos cristianos. Entre 1750 y 1775, las ordenaciones eclesiásticas disminuyen de manera drástica. Además, entraron en circulación un gran número de textos que socavan o ignoran el orden cristiano del mundo, quebrando los fundamentos de la tradición.
Las razones del alejamiento. Entre ellas, Chartier puede formular las siguientes hipótesis: la división de la Iglesia, la influencia del jansenismo presbiteriano (descristianizante) y el conflicto como una lucha política. Así, lo absoluto de la creencia pasa a ser simplemente opinión: discutible y refutable. En la segunda mitad del siglo XVIII aumentan las migraciones (definitivas y temporales); con esto se da una circulación más amplia de noticias y modas. Las comunidades entonces se abren a nuevos pensamientos y nuevas conductas.
Reforma católica, descristianización y transferencia de lo sagrado. La resistencia a la laicización fue más fuerte en regiones donde la sociedad había mantenido en equilibrio entre la cultura emergente de la religión popular y la cultura eclesial; los abandonos fueron más rápidos en zonas donde se había intentado instaurar un cristianismo depurado.
La laicización de Francia en el último tercio del XVIII no implica una desacralización. La Revolución, transfiere valores a lugares nuevos: familiares, cívicos y patrióticos. Sin embargo, sólo reveló un cambio de creencia que ya estaba presente. “Más que las denuncias ilustradas, volterianas y materialistas, son los discursos religiosos – que se vuelven contra ellos mismos – de fieles incapaces de cumplir con las exigencias, los que produjeron abandonos en masa.” (Chartier, 2003: 126).

¿El rey desacralizado?
Chartier encuentra en los cahiers de doléances (cuadernos de quejas) de 1789, que el afecto de los franceses por el rey no parece tener lesiones. Encuentra en ellos el reflejo de un pueblo agradecido y respetuoso por su rey. Sin embargo, también depositan en su figura nuevas expectativas y tensiones. ¿Es este rey un rey como el que había concebido la tradición? ¿El adjetivo sagrado era aún relacionado con su nombre? ¿De donde vienen las profanaciones revolucionarias hacia su figura y su ejecución?
Los malos discursos. A mediados de siglo, aparecen cronologías que sitúan palabras hostiles hacia el rey: los motines en París en mayo de 1750 son la primera señal. El 28 de marzo de 1757, es ejecutado Damiens, quien intentó asesinar a Luís XV el 5 de enero de ese año; su muerte muestra la clara separación que existe ya entre el rey y su pueblo. A partir de este caso se intensifican los “malos discursos” del pueblo en contra del rey (en donde se puede observar la implicación de una mayor cantidad de individuos respecto a un tema político).
La desacralización de la monarquía / Los límites de la ruptura. Ya para 1758, el rey es acusado de ser quien ha causado toda la miseria del pueblo (se ha convertido en un blanco de odio). Hacia 1768, con la gran escasez de trigo, el rey ya no era considerado como un rey paternal, que cuidara de su pueblo y asegurara su subsistencia. Cuando Luís XV muere en 1774, se piensa en el rey como una persona privada cuyo cuerpo físico ha perdido el valor simbólico.
Sin embargo, tal vez es apresurado hablar de ‘desacralización’ (pues quizá el rey no estaba sacralizado del todo), y más bien debería hablarse de un desencanto hacia la persona del rey.
De los ritos políticos a la sociedad cortesana. Los grandes rituales políticos , tenían un doble carácter: reafirmar la relación directa entre el rey presente (vivo o muerto) y la excepcionalidad del evento. Con la sociedad cortesana, se privatizan todas las actividades del rey, alejándolas del pueblo. La forma en que el rey es percibido e imaginado cambia drásticamente.
Los cambios en la representación / El retrato del rey. Con Luís XIV, la noción de representación cambia drásticamente. Ahora, cualquier retrato del rey podrá ser considerado como encarnación de lo absoluto del poder. Con esto, cambia la forma de representar el poder soberano: la tradición había utilizado el registro simbólico - por ejemplo el símbolo solar -. Para 1680´s, se comienza a hacer la representación del rey con sus propios rasgos y la historia de su reinado. Este cambio es importante, pues es parte de un sistema de persuasión política “donde el ‘poder de hacer reconocer el poder’ depende directamente de la eficacia de las ‘herramientas de demostración del poder por medio de la mostración’” (Chartier, 2003; 148).
¿Por qué entonces este sistema de creencias depositadas en el rey está perdiendo validez? Chartier aventura algunas hipótesis: el modelo eucarístico para pensar el poder real pierde eficacia debido a la indiferencia religiosa. Además, debido a que el rey ya no participa en rituales que involucren a su pueblo, se pierde el sentimiento de historia común. Por último, gracias a la mentalidad crítica se ha socavado la autoridad absoluta del Estado.

Una nueva cultura política
Retomando una hipótesis de Peter Burke, Chartier plantea la posibilidad de una “politización de la cultura popular”, ligada a las exigencias de un Estado centralizado “que reclama hombres para sus ejércitos y dinero para sus gastos” (Burke en Chartier 2003: 153). ¿Existe esta nueva cultura política?
¿Politización de la cultura popular? Aunque se imprimieron un gran número de textos que toman partido por asuntos del Estado, estos no eran necesariamente leídos por la mayoría. Las obras políticas interesaban a lectores cuyo destino social podía variar con algún cambio político; los demás, leían otra clase de textos. Así, parece que se establece una división tajante entre las prácticas y motivos de la cultura en el espacio público, y la política dentro de los estrechos límites de la corte.
De las revueltas antifiscales a los procedimientos antiseñoriales. Ya desde el siglo XVI, se llevaban a cabo en las provincias revueltas armadas debido al impuesto fiscal en sus distintas modalidades. Aunque para el XVIII, algunas comunidades recurren mas bien a la vía judicial para lograr sus acciones, pidiendo que se respeten los derechos que demandan. Se exige que las autoridades tomen en cuenta las opiniones y las aspiraciones populares. Por medio de estas protestas, según Chartier, será la forma en la que las comunidades rurales harán el aprendizaje de la política.
En la ciudad: conflictos laborales y aprendizaje político. En las ciudades, la politización nace de una tensión entre operarios y patrones, es decir, con la asociación obrera para demandar mejores condiciones de trabajo. Los operarios también utilizarán la vía judicial para lograr que se reconozcan sus derechos.
La esfera pública literaria: los salones / La facultad de juzgar: la crítica literaria y pictórica. La aparición de salones en Paris es de suma importancia, pues se fundan como una esfera cultural autónoma con una nueva legitimidad. Es decir, sus miembros desarrollan juicios críticos independientes a los dictados por el Estado. Los periódicos también funcionaron como un amplio espacio para la crítica: en ellos el público busca información acerca de nuevas publicaciones.
La libertad en secreto, el secreto de la libertad: la masonería. La sociedad masónica constituyó la más numerosa de las nuevas asociaciones intelectuales. Éstas aceptan miembros que por lo general están ausentes de las sociedades literarias: comerciantes, tenderos, artesanos. En estas organizaciones burguesas se ejerce la libertad civil: se da una formulación entre la moral y la política.
Entonces, el público sí se convierte en una nueva instancia de crítica autónoma y soberana: él se convierte en la autoridad primera para juzgar – lo que es parte de una nueva cultura política -.

Las revoluciones ¿tienen orígenes culturales?
“No existe una verdadera revolución sin ideas que la alimenten – de lo contrario, sólo se está en presencia de una revuelta o un golpe de Estado –: por eso, las bases intelectuales e ideológicas de la oposición al gobierno son de una importancia primordial” (Stone en Chartier 2003: 189). Para finalizar, Chartier busca algunos rasgos comunes a la revolución inglesa y a la francesa
Lo religioso y lo político. En la revolución inglesa, el puritanismo fue decisivo. Sin embargo, en Francia imperaba un sentimiento de indiferencia ante el cristianismo. De todas formas, Chartier encuentra una similitud entre muchas características asociadas al cristianismo y los valores que están generándose en Francia antes de 1789.
El lenguaje del derecho. La ideología jurídica es de suma importancia para los ingleses, pues esta permite formular los desafíos políticos. En Francia, los procedimientos jurídicos ofrecieron sus recursos para que conflictos particulares (del orden privado) se transformaran en causas generales (públicas).
La Corte y la ciudad / La capital y las provincias. Londres había sido un ideal moral y puritano, de un estilo de vida tradicional y patriarcal. Sin embargo, en Paris, la corte ya no es la instancia suprema de la crítica (aunque se sigue poniendo atención en ella). La capital Francia había adquirido sin duda un gran peso, por ser la sede de un gobierno central.
La erosión de la autoridad Una gran parte de la población , cuenta ya con una actitud crítica y muestra una gran indiferencia hacia la tradición.

Conclusión
El clásico libro de Mornet supone que los acontecimientos y su origen son dos conjuntos distintos, separados y ligados por una relación de causalidad. Para Chartier, la revolución no tiene orígenes, sino que está inserta en un proceso a largo plazo que la engloba. Tal vez se pueda hablar de la construcción de un espacio de libertad, que, desde lo privado, crea un nuevo espacio público donde se lleva a cabo una nueva forma de lo político.

Chartier, Roger, Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII, Los orígenes culturales de la Revolución Francesa, editorial Gedisa, Barcelona, 2003

El soberano y su reino

Francisco Xavier Guerra
Planteamiento del problema.

El autor conoce y distingue entre los conceptos de ciudadano y nación como una “soberanía colectiva que reemplaza al rey; el ciudadano, como componente elemental de este nuevo soberano”. La pregunta que se plantea es: ¿Cómo surgió el ciudadano en América Latina?
Asimismo, se plantea la necesidad de conocer el proceso para definir al ciudadano con claridad cuando la nación soberna es incierta y problemática.

Hipótesis

El concepto de ciudadano es una invención social, la cual permanece distinta de una época a otra; para llegar a este término las sociedades latinas llevaron un proceso en el cual primero tuvieron que definirse como naciones para que de ahí surgiera el ciudadano, siendo esta la hipótesis.
¿Para qué estudiar el concepto de ciudadano en América Latina?
Para argumentar como éste es resultado de los procesos culturales y por lo tanto es una invención de la sociedad moderna, según el autor.

Marco teórico

Análisis histórico político y cultural de América Latina

Desarrollo

El autor se encarga de dar respuesta a las cuestiones que involucran en primera instancia, concretar el concepto de nación para, una vez definido, iniciar un lento y dificultoso avance hacia la definición de ciudadano.
Se refiere a la independencia como un parte aguas en la construcción de los conceptos. Para él, las revoluciones hispánicas, en sus primeras fases, darán prioridad a los problemas de soberanía, representación y nación, es decir, temas concernientes a la colectividad mas que al individuo.
El primer paso del mundo hispánico es afirmar su soberanía contra el adversario exterior. Entre los problemas que surgieron de esta transformación, el autor distingue a la monarquía hispánica.
Definir ciudadanía es explicar quién es o no ciudadano y por qué. En el momento en el cual la Corte de Cárdiz trata la figura del ciudadano, se ejerce una ruptura entre la antigua concepción y la nueva forma de concebir al ciudadano moderno, caracterizado por los atributos de universalidad, igualdad e individualidad.
El autor menciona las referencias que se hacen al ciudadano (vecino) de la antigüedad, como punto de partida, para distinguir las diferencias y similitudes entre éste y la definición de ciudadano moderno.
Al adoptarse el imaginario moderno de la nación compuesta por individuos, asumir la condición de ciudadano implica ser sujeto de derechos civiles y derechos políticos; asimismo, se establece quienes adquieren esta condición y quienes son excluidos de los estatutos (ej. Castas, sirvientes, extranjeros).
En la nación moderna la figura de ciudadano había sido elaborada partir de la idea de ciudad, lugar que da pie a la libertad, la política y la civilización. Pensar en ciudadano es asumir los derechos y deberes colectivos de la comunidad, instalada al interior del orbe. Pensar la ciudadanía moderna es considerarse como un estatuto privilegiado, aunque, según el autor ahora se extiende a mayor parte de la población.
En el último capitulo, se aborda la problemática entre las prácticas (el sistema electoral, el voto) que favorecen la noción de individuo y otras que refuerzan los comportamientos comunitarios.
Aunque el voto sea individual, los comicios son un acto colectivo y una ceremonia que materializa simbólicamente la reunión de la nación (pág. 51). Es decir ahora el individuo como ciudadano se ve inmerso en una red de vínculos sociales, pues es ante todo pieza de un grupo, que elige con libertad a sus representantes. Y a su vez la representación no es algo que se pide, sino un servicio a la comunidad a la que se pertenece (pág.55).
La resolución del problema aún no estaba dada, pues: quedaba, mucho para llegar a la individualización, el atributo más importante y el más difícil de obtener de la ciudadanía moderna. Para tal fin era necesario fracturar la importancia de la colectividad ante la individualidad, dar voz a la voluntad autónoma; dejar a un lado el concepto ideal del hombre, individuo y ciudadano, pues es esa la razón de que en la práctica no se realicen en su plenitud.
Con lo anterior el investigador nos ofrece una solución al problema pero al desarrollarlo menciona los conceptos y las situaciones que implica dar razón a la problemática.





Bibliografía

Francisco Xavier Guerra, “El soberano y su reino” en Hilda Sabato (coord.) Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de América Latina, México FCE-COLMEX