martes, 2 de octubre de 2007

El romanticismo social

Roger Picard
A partir de la llamada “historia social de la literatura”, Roger Picard se propone estudiar las obras literarias desde de su contenido social. Es por ello que el presente libro destaca las preocupaciones sociales de los literatos de la época. Además incluye un análisis de las influencias románticas – pasadas, presentes y futuras - en otras disciplinas tales como la historia y la sociología.
En los tres primeros capítulos que constituyen el cuerpo del presente ensayo, Picard, no sólo denota su pasión por el romanticismo, sino que hace una exposición de las motivaciones que lo mueven en su investigación.
Como sucede a menudo con las palabras que engloban corrientes, maneras de pensar y de actuar, el término romanticismo ha tenido tantas acepciones que resulta complejo definirlo. Consciente de este problema pero sin por ello abandonar la empresa, Picard dedica la primera parte del libro a esclarecer que se está entendiendo por romanticismo en este análisis. Para este fin señala algunas definiciones dadas por otros autores y señala lo que a él le parece tiene un valor para recordarlas.
Para Stendhal, por ejemplo, todos los autores –originales- son románticos en su momento, ya que practican “el arte de dar a los pueblos las obras literarias que, en el estado actual de sus costumbres y de sus creencias, son susceptibles de proporcionarles el mayor placer posible” (Picard, 2006:17). En ese sentido, los románticos, cuando pasa su momento, y logran convertirse en modelos, se convierten en clásicos. Picard, rescata de esta definición el carácter histórico, pero no el hecho de que Stendhal utilice romanticismo como sinónimo de contemporáneo. Así pues, parte del hecho de que romanticismo es un periodo definido, de origen europeo. En este libro se aborda únicamente el romanticismo francés.
Víctor Hugo, resalta el carácter de libertad de esta tendencia. Ya que es necesario romper con los cánones y formulas sociales preestablecidas. En este sentido, Víctor Hugo, está distinguiendo al romanticismo como un movimiento que responde a necesidades específicas de su época. El siguiente problema, sería entonces delimitar a qué época responde esta tendencia. Picard fija los inicios del periodo romántico entre 1815 y 1820, y su final entre 1848 y 1852.
El inicio está señalado por la aparición de las obras de André Chénier y su término con la aparición y triunfo del realismo. Además estos treinta años, pueden ser subdivididos en tres periodos:
• El romanticismo militante 1815 -1830
• El del triunfo 1830 – 1843
• El del ocaso 1848 –
Es importante señalar que si bien es cierto que estas fechas que marcan el fin del romanticismo representan un giro en la manera de abordar las distintas temáticas, y un cambio significativo en el pensamiento; no implican la extinción del mismo. La producción romántica no se termina de manera tajante, pero si la innovación.

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Haciendo énfasis en el carácter dialéctico de los movimientos, Picard señala que el romanticismo surge por oposición al clasicismo. Cierto es que es una antítesis del clasicismo, pero también hay elementos comunes entre ambas corrientes.
La dificultad de anteponer las dos definiciones se centra en la incapacidad de ambas de autodefinirse. Mme. De Staël – autora romántica – deposita la importancia del romanticismo en la necesidad imperante de alejar a los jóvenes de la imitación. Visto de este modo, el clasicismo se entiende como una tendencia a regresar a – valga la redundancia – los clásicos (griegos y romanos principalmente); y el romanticismo como una invitación a trabajar con “tradiciones nacionales, vivas y todavía fecundas” (Picard, 2006:21)
A esta definición de romanticismo literario, el autor añade algo que atañe al ámbito social; esto es “las inspiraciones nacidas de las visiones del porvenir” (Picard, 2006:21)
Esta continuidad de la que habla el autor se entiende en retrospectiva. Analizando las dos corrientes queda claro que son distintas entre sí, pero esto no conlleva a considerarlas opuestas. Picard considera que ambas tienen los mismos temas (que no son exclusivos ni de romanticismo ni de clasicismo). En lo que difieren, es en la forma. En ese sentido, los movimientos son permanentes ya que responden a determinadas características de manera de abordar problematicas: racionalidad y sensibilidad.

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De todas las acusaciones que ha sido objeto el movimiento que aquí nos atañe, el autor señala solamente tres por ser las que se refieren al contenido social de la corriente. Estas son: “ser el colmo del mal gusto, representar en sí el mal moral y haber roto con las tradiciones nacionales.” (Picard, 2006:26) Por estas razones se le atribuye el ser el origen de las revoluciones sociales. Como es natural, “el antirromanticismo” surge al mismo tiempo que el propio objeto de su crítica, pero se continúa hasta nuestros días.
El autor rebate las acusaciones con argumentos que giran principalmente, en torno al hecho de que los antirrománticos han construido una idea de romanticismo que no corresponde a la realidad y es a este supuesto al que atacan.

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Para el romanticismo francés (a diferencia del alemán), lo sobrenatural, lo fantástico y lo macabro son solamente uno de tantos elementos que lo constituyen y tienden a ser secundarios al igual que los elementos filosóficos.
La libertad se torna la idea central entre los franceses. Las injusticias, los derechos del hombre serán temas que sirvan para abordar el de la libertad. El estilo será lírico y claro, poco rebuscado. En cuanto a la estética, el eje fundamental será la renovación, tanto de la lengua como del estilo. Dando por resultado, una nueva concepción de “lo bello”.
Apegarse a la historia es otra de las características de este periodo. Esta preocupación que surge en con los románticos, señala Picard que es tal vez una de las grandes herencias que permanecen vivas. La veracidad histórica, documentada y viva influye no sólo en la producción histórica, sino en la literatura – novela, teatro, poesía. – En este mismo tenor, las pasiones se descubren como aquello que permitirá dilucidar la historia verdadera.
Así pues, tenemos que los autores románticos buscan “los datos duros” por medio de las pasiones. Las explicaciones serán más de origen metafísico y psicológico, o bien divino. Sin embargo las conclusiones que llegan por este medio no son consideradas subjetivas, sino un conocimiento certero del tema histórico que se está abordando en su literatura.

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Contextualizar la producción literaria, se vuelve fundamental no sólo debido a los fines de este libro, sino porque, según Picard, el romanticismo se distingue precisamente por responder a las inquietudes sociales y al mismo tiempo marcar pautas tanto de conducta, como morales y de pensamiento.
No es que el romanticismo haya provocado las grandes revoluciones, más bien, estaba presente una gran necesidad de acción y es la literatura quien lo plasma. Lo mismo con la denuncia a la desigualdad e injusticias sociales, el deseo de reorganizar la sociedad estaba latente. Los literatos reconocen y asumen su función en la sociedad, esta será la de denuncia y al mismo tiempo educadores.
Este momento histórico corresponde a la derrota y posteriormente la muerte de Napoleón y la vuelta de la instauración de la monarquía con Luis XVIII. Picard describe la reacción de la sociedad ante estos hechos como una búsqueda desesperada por doctrinas sociales. De este modo, el romanticismo y todas sus propuestas, algunas contradictorias entre si, encuentran suelo fértil. Tomar partido era necesario, aunque no una limitante.
Las ideas preponderantes son las de justicia, igualdad y progreso, es a partir de estas que los poetas se inmiscuyen en el pensamiento social. Ya que persiste la noción de que estas, de origen humano, son modificables y perfeccionables. Optimismo y pesimismo se encuentran presentes en este espíritu. Por un lado, los ideales que se fijan suponen una esperanza en el mejoramiento de la sociedad, pero ello no implica que no estén conscientes de la ardua labor que estos representan y el largo camino que falta para llegar a las “metas” planteadas.
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Así pues, tenemos que Picard al describir los caracteres del romanticismo lo entiende como un producto que responde a las necesidades de su época. Definitivamente no lo entiende únicamente como un movimiento literario, sino que ve en la literatura el reflejo del sentir de todos los ámbitos sociales.
Me resulta complicado analizar si el libro cumple con las premisas e hipótesis planteadas, con tan sólo la lectura de la primera de tres partes. Sin embargo, lo que sí se alcanza a esclarecer es la justificación y pertinencia del objeto de estudio. Es decir, la manera en la que el autor plantea el romanticismo literario parece obvio la necesidad de abordar este tema desde sus contenidos sociales.



BIBLIOGRAFÍA

• Picard, Roger; El romanticismo social; FCE, México, 2005.





1 comentario:

Unknown dijo...

esta muy bien peroes muy extenso yeso hace que al lector le de aburrimiento de leerlo sugiero,opino que sea mas concreto
att:angie de castro.